Guía Profunda para el Estudio y la Docencia.
La primera y más importante tarea del clínico es diferenciar entre una cefalea primaria (la enfermedad en sí misma, >90% de los casos) y una secundaria (un síntoma de otra patología). El objetivo no es diagnosticar todas las cefaleas raras, sino no pasar por alto una causa secundaria peligrosa.
Cualquier cefalea que presente una de estas características requiere una investigación inmediata, usualmente con neuroimagen (TC o RM).
Guion del Expositor:
"Enfatizar que la mayoría de las cefaleas son primarias y benignas. Nuestro trabajo no es asustar al paciente, sino ser vigilantes. La herramienta más poderosa para detectar banderas rojas es una buena anamnesis. Preguntar siempre por estas características."
Es un desorden neurológico complejo, no solo un dolor. La fisiopatología implica la activación del sistema trigémino-vascular y la liberación de neuropéptidos como el CGRP, que causa vasodilatación e inflamación neurogénica.
La más prevalente. Dolor bilateral, opresivo, no pulsátil, de intensidad leve a moderada. No empeora con la actividad física y no se asocia a náuseas. El manejo se basa en analgésicos simples (AINEs, paracetamol) y, en formas crónicas, en el manejo del estrés y la fisioterapia.
Es una de las condiciones más dolorosas conocidas. El dolor es estrictamente unilateral, periorbitario, de una intensidad atroz y se acompaña de síntomas autonómicos ipsilaterales (ojo rojo, lagrimeo, rinorrea, ptosis).
Guion del Expositor:
"La historia del paciente con cefalea en racimos es dramática y característica. A menudo refieren una sensación de inquietud y agitación durante la crisis; no pueden quedarse quietos, a diferencia del paciente con migraña que busca reposo en una habitación oscura. El tratamiento agudo es único: Oxígeno al 100% con mascarilla reservorio y/o Sumatriptán subcutáneo, que actúan muy rápido."